Los Humanistas argentinos condenamos el golpe que acaban de darle a la democracia de la hermana República de Honduras, los miembros de su cúpula militar, acompañados de algunos grupos autoritarios de la sociedad civil.
Bajo el impresentable argumento de “cumplir con órdenes judiciales”, los militares hondureños han violado las normas que establecen su obediencia al Presidente de la Nación, lo han depuesto por la fuerza, lo han secuestrado y trasladado a Costa Rica, y ahora pretenden legitimar “democráticamente” con el Congreso a un ilegítimo sucesor.
No es casual que este retroceso hacia el oscuro pasado, se haya concretado contra un gobierno que en los últimos tiempos había sintonizado sus políticas con los procesos transformadores que vive nuestra región. El Presidente José Manuel Zelaya Rosales, venía trabajando por la disminución de la pobreza, por el aumento del presupuesto educativo, y por la unidad regional. Seguramente que esto no le ha caído bien a las viejas oligarquías, como tampoco les ha caído bien que el gobierno de Zelaya se haya acercado a Chávez y haya ingresado en el ALBA.
No es novedad que ciertos políticos, disfrazados de demócratas, en acuerdo con algunos jueces y sobre todo con los medios de comunicación privados, se hayan asociado para tratar de desgastar la imagen presidencial. Lo han hecho en Venezuela, en Bolivia, en Ecuador y también en Argentina. Son los mismos retrógrados, que hablan de democracia mientras haya gobiernos que apoyen sus intereses, pero no tienen ningún reparo en mostrar su ánimo destituyente toda vez que un gobierno deja de obedecerles. Pero esta vez han logrado el apoyo militar para concretar sus intenciones, y eso no lo podemos permitir en América Latina. Mucho han sufrido nuestros pueblos por culpa de los autoritarios y los violentos. Mucho han sufrido nuestros pueblos por la acción de los intolerantes que se resisten a los cambios. Latinoamérica no quiere volver a ese oscuro pasado. Ya la OEA y varios países de la región, han manifestado su rechazo a los golpistas.
Es por todo esto que exigimos la inmediata restitución en el poder al legítimo presidente de Honduras, y la resolución por la vía democrática de todas las diferencias que pudieran existir entre el gobierno y sus opositores. Y democracia significa básicamente consultar al pueblo. Un pueblo al que le pedimos también resistir a los golpistas mediante la lucha No-violenta; porque siempre la No-Violencia es el camino, como lo venimos diciendo los Humanistas desde siempre, y como lo expresara el mismo Zelaya en su reciente discurso inaugural en la Asamblea de la OEA.
Guillermo Sullings
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