Este blog es una extensión de la persona que soy y al mismo tiempo un reflejo del mundo en que vivimos. Soy cronista, soy una periodista, soy poeta, soy política, soy mujer y soy madre. Respecto todos los valores, todas las creencias, todas las razas, que son na verdad apenas una, la raza humana. Aquí, en ese espacio, hay poesía, hay artículos, hay denuncias, hay crónicas, pero el fundamental es que hay la magia de las palabras.
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segunda-feira, 24 de outubro de 2011
segunda-feira, 4 de abril de 2011
La destrucción de un sueño: el asesinato de Martin Luther King.
Lunes, 4 de Abr de 2011. 10:45 am
Luchó por los derechos civiles de las comunidades negras, inspirado en la figura de Mahatma Ghandi. (Foto: Archivo). |
Un 4 de abril de 1968, el pacifista, luchador estadounidense por los Derechos Civiles y Premio Nóbel de La Paz (1964), Martin Luther King, cae asesinado en el Hotel Lorraine de Memphis, supuestamente por un partidario del segregacionismo blanco de nombre James Earl Ray.
Este asesinato causó violentos disturbios por parte de las comunidades afroamericanas estadounidenses en más de 60 ciudades, obligando al presidente Lyndon Johnson a imponer el Estado de Emergencia en varias localidades.
Martin Luther King nació en Atlanta, Estados Unidos, en 1929 y siguió la carrera de pastor de la Iglesia Baptista, graduándose de Teología en la Universidad de Boston.
Una vez ordenado pastor (1954) se hizo cargo de una Iglesia en la ciudad de Montgomory, Alabama, donde empezó a luchar por los Derechos Civiles de las comunidades negras, inspirado en la figura de Mahatma Ghandi y en la teoría de la Desobediencia Civil de Henry David Thoreau, empezando su lucha con la organización de un boicot contra la segregación racial en los autobuses municipales de esa localidad.
Con esta acción, Martin Luther King asume la jefatura del movimiento pacifista estadounidense congregado en la “Southern Cristian Leaddership Conference” y en el “Congress Of Racial Equality”.
En 1963, la lucha contra el racismo en EE.UU. alcanzó uno de los momentos más culminantes en la lucha por los Derechos Civiles, cuando encabeza una marcha gigantesca en la que participaron más de 250 mil personas, siendo recibido por el presidente de ese momento J.F. Kennedy, quien se comprometió agilizar su política antisegregacionista en las escuelas y en el desempleo.
En 1964, es galardonado con el Premio Nóbel de la Paz por el vigor ético y pacifista de su mensaje, siendo su lucha contra la explotación y la violencia ejercida por la oligarquía, empresarios e industriales estadounidenses contra su propio pueblo.
“Los hombres, a lo largo de la historia, han hablado de la guerra y de la paz. Pero ahora ya no pueden quedarse sólo en el hablar. No es una elección entre la violencia y la no violencia en este mundo; es una elección entre la no violencia y la no existencia”, Martín Luther King.
sábado, 18 de dezembro de 2010
El asesinato de civiles era algo habitual en el ejército de Uribe
El asesinato de civiles era algo habitual en el ejército de Uribe
El general que investigó los "falsos positivos" en Colombia reveló al embajador de EEUU que era un "fenómeno generalizado". Wikileaks destapa las presiones de la cúpula militar para ocultarlo
ISABEL COELLO MADRID 19/12/2010 00:15
El entonces presidente colombiano, Álvaro Uribe, saluda al comandante del Ejército, general Óscar González, en una ceremonia en 2008. - AFP
Las ejecuciones extrajudiciales de civiles cometidas por miembros del Ejército colombiano que luego presentaban a sus víctimas como guerrilleros muertos en combate para inflar las cifras los llamados "falsos positivos" no eran un crimen aislado y puntual en la Colombia de Álvaro Uribe, sino un "fenómeno generalizado". Así lo admitió ante el embajador estadounidense, William Brownfield, el general designado por el Ministerio de Defensa para investigar dichos crímenes, según revelan los cables de Wikileaks.
En un despacho diplomático titulado Iniciativas de derechos humanos encuentran resistencia en militares, Brownfield comenta lo que le ha contado el general de división Carlos Suárez, nombrado inspector general por el entonces ministro de Defensa y hoy presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para investigar esos crímenes.
De acuerdo con el relato del embajador, Suárez no duda en calificar las ejecuciones extrajudiciales de "fenómeno generalizado" y subraya que el entonces comandante del Ejército, el general Óscar González, se opone a su investigación y ha "tratado de intimidar a testigos para que no declaren".
Indigentes y discapacitados
El escándalo comenzó cuando 15 jóvenes de Soacha, localidad en la periferia de la capital, Bogotá, desaparecieron tras ser convencidos de que un trabajo les aguardaba en otro departamento del país. Tras meses de angustia, sus cadáveres aparecieron en regiones remotas, vestidos como guerrilleros o con armas en la mano. Poco a poco fueron conociéndose casos similares al de Soacha, con un patrón idéntico: jóvenes en paro, indigentes o discapacitados mentales desaparecían para pasar a engrosar luego las listas de supuestos "guerrilleros" abatidos por el Ejército. Según las organizaciones de derechos humanos, hay más de mil casos de falsos positivos.
"Uribe sigue midiendo el éxito militar en términos de muertos"
En el encuentro que relata el cable diplomático, Suárez le dice al embajador de Estados Unidos que Uribe "continúa midiendo el éxito militar en términos de muertos", y cree que la insistencia por parte de algunos mandos militares en usar el número de cadáveres como medida de éxito es la causa de los falsos positivos.
Para el inspector general militar, ello "no sólo mina la legitimidad del Ejército, sino que crea una falsa ilusión de éxito y, como resultado, los falsos positivos han hecho que se desvíen fondos y atención de la lucha principal contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)".
El relator de la ONU Philip Alston estima que fue "la presión por mostrar resultados" la que originó el fenómeno de los falsos positivos, combinada con los incentivos y recompensas por la captura o abatimiento de miembros de grupos al margen de la ley que estableció un decreto ministerial de 2006. El índice de impunidad para estos crímenes es del 98,5%, según el informe final de Alston, publicado el pasado marzo. "Los soldados simplemente sabían que podían librarse, aunque cometieran un asesinato", señala Alston.
El apoyo de Santos
El general Suárez explicó al embajador que los falsos positivos de Soacha tuvieron su origen en la Brigada 4ª, en Medellín, que estaban bajo el mando del ex comandante del Ejército Mario Montoya y del entonces comandante, Óscar González. La práctica se extendió posteriormente a otras brigadas y comandos, incluido el Comando Conjunto del Caribe.
Suárez dice tener el apoyo del entonces ministro Juan Manuel Santos para sus investigaciones, así como el del comandante de las Fuerzas Armadas, Freddy Padilla, pero no el de otros altos mandos militares. Es más, muchos ponen abiertamente trabas a su trabajo. "El jefe del Ejército, Óscar González, ha tratado de limitar los recursos de su oficina escribe el embajador, ha transferido personal que tenía asignado yha reducido sus guardaespaldas".
El general Óscar González intimidó a testigos para que no declarasen
Suárez admitió al embajador estadounidense que su familia había recibido amenazas indirectas debido a su trabajo.
Como inspector general, Suárez tenía una potestad administrativa, no penal ni disciplinaria, y tan sólo podía hacer recomendaciones al comandante del Ejército o al ministro de Defensa. En el caso de un batallón, el de Popa, que él investigó por presuntos crímenes cometidos en la región del César, Suárez recomendó la expulsión de 28 militares. Sólo 11 fueron destituidos por el comandante González.
El inspector descartó que sus investigaciones sobre estas violaciones de derechos humanos tuvieran como efecto "desanimar" a las Fuerzas Armadas en la lucha contra la guerrilla de las FARC. Las unidades militares que mayores éxitos han cosechado contra los guerrilleros, recalcó, no estuvieron implicadas en los falsos positivos.
Una sangría de 51.000 personas
Sin rastro
La cifra de personas cuyo rastro se ha perdido en Colombia durante las últimas décadas asciende a 51.000, según el estudio ‘Rompiendo el Silencio: en busca de los desaparecidos en Colombia’, efectuado por el Grupo de Trabajo para América Latina y la Oficina para Colombia de EEUU.
Desapariciones forzosas
El informe calcula que, dentro de la cifra total de colombianos cuyo paradero se desconoce, al menos 32.000 han sido víctimas de desapariciones forzosas cometidas por guerrillas, paramilitares o miembros de los cuerpos de seguridad.
Colombia bate el récord
Estas cifras colocan a Colombia a la cabeza de este tipo de crímenes en todo el mundo, por delante de las terribles dictaduras chilena y argentina de los años 70 y 80.
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