(cc) biatch0r
Era muy difícil que el “Wiki-gate” no llegara al plano del medio ambiente. Algo oculto tenía que haber… Y lo había.
Julian Assange, el creador de la polémica página, es uno de los hombres más buscados del mundo en estos minutos. El bochorno diplomático que le significó a Estados Unidos la filtración de documentos clasificados de sus embajadas en el mundo es un impasse que los tiene muy molestos. Y no pretenden olvidarlo así como así.
¿Se imaginan la cantidad de documentos que Assange puede tener ocultos todavía? Muchos. Y muy importantes. Y muy feos. Por eso ya tiró una premisa: Si me pasa algo, esos documentos verán la luz. Y se refirió particularmente a dos cosas: El desastre del Golfo de México a manos de BP en el que se encontraría comprometido USA y la cárcel de Guantánamo, donde se encuentran los presos por terrorismo y que es sabido se cometen abusos a los derechos humanos.
Frente a esta amenaza, el gobierno de Estados Unidos le restó importancia diciendo que esos documentos habían sido subidos en julio y descargado por miles de persona. Lo que parecen no saber, es que si bien esos textos fueron bajados, no han podido ser abiertos porque están encriptados con un código que al parecer sólo tendría Assange y si le llegara a pasar algo a él o al sitio, automáticamente se publicaría el código para que todos quienes ya lo tienen pudieran acceder a él. Sí, tal cuál, como en una película de suspenso donde “el malo” está a punto de recibir lo que se merece (y el malo no es precisamente el creador de WikiLeaks).
¿Se imaginan qué tipo de información clasificada sobre BP que podría comprometer a Estados Unidos debe tener Assange para que pueda jactarse y usarlo como seguro de vida? Sin duda debe ser algo muy oscuro. Tanto o más que el mismo petróleo derramado en la costa norteamericana.