quinta-feira, 29 de outubro de 2009

LA DOBLE MORAL AMERICANA.


Hoy recibi de un amigo querido de España ese bello texto. Comparto con ustedes porque es muy interesante. Fue escrito por el abogado José Pertierra



Noam Chomsky utilizó recientemente en México una frase, colmada de ironía, que me llamó mucho la atención. A propósito del sistema jurídico, Chomsky declaró en una conferencia en la Universidad Nacional Autónoma de México que en Estados Unidos «la ley es en verdad un asunto solemne y majestuoso». Esa ironía chomskiana lanzada sobre la sacrosanta ley estadounidense, desnuda la sutil manipulación de los tribunales desde la Casa Blanca. El gobierno se escuda detrás del sistema judicial para implementar decisiones políticas arropadas en la majestuosa solemnidad de «la ley».Luis Posada Carriles debería ser procesado como un criminal y extraditado a Venezuela. Asesinó a 73 personas a bordo de un avión civil, incluyendo a una niñita de nueve años llamada Sabrina y a una esgrimista cubana, Nancy Uranga, de 23 años, que esperaba un bebé. Sin embargo, la Casa Blanca de Obama, como lo hizo la administración Bush, lo protege porque no es un terrorista cualquiera. Es su terrorista. El hombre de la CIA en Venezuela en los años 70. El hombre de la CIA en Centroamérica en los 80 y 90, y el autor intelectual de múltiples actos terroristas contra Cuba durante décadas. Como expresó recientemente su abogado ante un tribunal federal, todo lo que hizo Posada en América Latina lo hizo a nombre de Washington.Posada no está preso. Goza de plena libertad en Miami. La presión internacional que siente Washington para «hacer algo» contra Posada es grande. Venezuela pidió su extradición en junio de 2005, como lo hizo unánimemente el Movimiento de Países No Alineados. Él mismo le confesó al The New York Times haber sido el autor intelectual de una serie de explosiones en La Habana, en 1997, que mataron a un italiano de 22 años, Fabio Di Celmo, en el Hotel Copacabana. Para dar la apariencia de estar «haciendo algo» contra el terrorista, Washington lo encausa por mentiroso, pero no por asesino. Así garantiza que si un jurado lo condena, el castigo será suave. Por supuesto es importante asegurarse de que el terrorista no se enoje, porque si se siente acorralado, habla. Posada tiene muchos secretos que contar y hay muchos esqueletos escondidos en los pasillos de la CIA.Cuando Venezuela pregunta por la aún pendiente solicitud de extradición, Washington pide paciencia. «Lo estamos procesando penalmente», dicen. «Pronto tendrán una respuesta. Cuando se acabe el proceso penal». El litigio contra Posada por mentiroso comenzó el 11 de enero de 2007. Todavía está pendiente. La próxima audiencia no será hasta el 1ro. de marzo de 2010. Chomsky tiene razón. La ley en los Estados Unidos es un asunto «solemne y majestuoso».El saldo de los ataques terroristas contra Cuba en los últimos 50 años arroja más de 3 400 personas asesinadas. Sin tregua alguna. Para contrarrestar el terrorismo, Cuba envió varios hombres a Miami con la tarea de infiltrar a los grupos terroristas del llamado «exilio» cubano. El equipo no trató de infiltrar a las agencias gubernamentales de Estados Unidos, y tampoco obtuvo ningún documento clasificado. Su único propósito era acumular las evidencias necesarias para que el FBI arrestara a los terroristas. Pero no fue así.El 12 de septiembre de 1998, el FBI arrestó a los que luchaban contra el terrorismo. Los cinco cubanos detenidos ese día fueron procesados en Miami. Una ciudad con una enquistada hostilidad hacia Cuba. Un panel de tres jueces que revisó posteriormente el récord del Tribunal de primera instancia dijo que el juicio contra ellos ocurrió en medio de una perfecta tormenta de prejuicios. Ese era el propósito. La Casa Blanca sabe perfectamente que Miami es un mundo virado al revés. En Miami, lo bueno es malo, y lo malo magnífico. En Miami, los terroristas son patriotas, y los patriotas son terroristas. En Miami, el Presidente constitucional de Honduras es un comunista, y los golpistas son héroes de la República.En Miami, la música es buena si suena en Miami, pero mala si la tocan en La Habana. Solamente en Miami pueden oponerse furiosamente a un concierto musical en La Habana, como el que organizó Juanes y que reunió en la Plaza de la Revolución a 1 150 000 personas.Las imágenes de las manifestaciones miamenses contra el concierto Paz sin fronteras son impactantes. «Juanes traidor: amigo de Fidel Castro», decía una de las pancartas. Con una enorme aplanadora destruyeron, frente al restaurante Versailles, de Miami, los discos de Juanes, de Olga Tañón, de Miguel Bosé y de otros cantantes que participaron en el concierto.Miami es la única ciudad de Estados Unidos capaz de aplastar los discos de los que canten en La Habana, y de condenar a cinco personas inocentes por haber conspirado para cometer espionaje contra el gobierno de Estados Unidos, a pesar de que ninguno tenía el más mínimo documento clasificado, ni había tratado de penetrar agencia gubernamental alguna.Pero en Miami la falta de evidencia no importa, siempre y cuando los acusados sean cubanos que no sean hostiles al Gobierno de la Isla. Los Cinco fueron sentenciados a largas sentencias: cuatro cadenas perpetuas y 77 años de prisión.Cuando se emplaza a Washington por la injusticia de condenar a los Cinco, la Casa Blanca responde cínicamente que los acusados disfrutaron de un «debido proceso de la ley». Que fueron los tribunales los que establecieron la condena y no la Casa Blanca. Que no es un caso político, sino legal. Chomsky tiene razón. La ley en Estados Unidos es un asunto «solemne y majestuoso».

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