sexta-feira, 18 de março de 2011

Zona de Exclusión Aérea Sobre Libia


Es necesario repudiar a nivel planetario la decisión imperialista de la ONU de intervenir bélicamente en Libia. 
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En un claro gesto de intervención imperialista, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado una resolución que permite el uso de la fuerza para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia y para proveer asistencia y protección a la población civil de ese país. El mismo Consejo de Seguridad que jamás tomó esta iniciativa contra el sionismo que año tras año bombardea y masacra al pueblo palestino, ahora se apura -desesperados por quedarse con el petróleo libio gracias a la excusa que les ha dado su ex amigo Gadafi- para declarar su apoyo a un grupo de rebeldes monárquicos (los del Consejo de Transición), que no representan ni por asomo al pueblo libio descontento con su gobierno.
El texto  de la ONU aceptado por la mayoría del máximo órgano ejecutivo de la ONU sirve de base para un ataque militar sobre el territorio controlado por Muamar Gadafi y sobre las fuerzas que le apoyan y sus medios de defensa, lo que podría ocurrir deforma inminente. En Bengasi, la ciudad cercada por las tropas de Gadafi y a la espera de ser “salvada” por la comunidad internacional, se ha celebrado la votación con vítores de centenares de libios que se han reunido frente a la sede del Consejo Nacional de Transición libio.
La resolución, que “autoriza a los estados miembros a tomar todas las medidas necesarias” para impedir elvuelo de los aviones de Gadafi y asistir a los civiles, ha sido respaldado por 10 votos a favor y cinco abstenciones, las de dos países con derecho de veto que no lo usaron , Rusia y China, más las de Alemania, India y vergonzosamente la de Brasil, que debería haber votado en contra si la Cancillería de Itamaratí tuviera algo de dignidad.
Colombia, por supuesto, votó a favor de sus tutores norteamericanos y europeos
Un portavoz del Pentágono manifesto que Estados Unidos dispone ya de recursos militares en el Mediterráneo como para actuar de inmediato, lo que aún podría permitir retrasar o abortar el intentode las tropas de Gadafi de apoderarse de la ciudad deBengasi, bastión de los rebeldes desde el comienzo de este alzamiento. También Francia parece preparar acciones rápidas. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, que ha participado personalmente en los debates del Consejo de Seguridad en Nueva York, ha declarado en la reunión que sería necesario responder “en cuestión de días o de horas porque la situación en Bengasi no admite demora”.
“Incluso si esta resolución llegase demasiado tarde como para impedir la caída de Bengasi, la segunda mayor ciudad de Libia,puede servir aún para debilitar enormemente la maquinaria militar del régimen libio y permitir a los rebeldes libios recuperar recursos y territorio”, dijo un diplomático norteamericano.
Libia ha tardado poco más de una hora en reaccionar. El viceministro de Asuntos Exteriores Khaled Kaaim ha asegurado quela decisión adoptada por la ONU es una amenaza para la seguridad del país y constituye una llamada para que los “libios se maten entre ellos”. En el lado contrario, el jefe militar de los rebeldes libios, Abdelfatah Yunes-que era ministro de Interior del régimen libio y dimitió para sumarse a la rebelión-, ha expresado su agradecimiento a la comunidad internacional mientras ha pedido que la exclusión aérea se aplique sólo a las zonas bajo control delas fuerzas de Muamar el Gadafi.
EEUU es el país líder de la OTAN, pero se resiste esta vez a asumir el papel de principal o único protagonista. Aterrorizado por el riesgo de verse envuelto en otra guerra en un país árabe, el Gobierno norteamericano ha dejado claro en los últimos días que considera que esta misión debería ser cumplida, principalmente, por los países vecinos, es decir por los europeos y los árabes, que son también los que más intereses inmediatos tienen en Libia.
Francia, el Reino Unido, Egipto, Emiratos Árabes o Qatar, entre otros, debían ser, por tanto, los países que cargasen con la principal responsabilidad militar que se desprende de la resolución discutida esta noche. Tanto la OTAN como la Liga Árabe y el Consejo de Países del Golfo han dadosu respaldo a la imposición de una zona de exclusión aérea, por loque se entiende que todos sus miembros están autorizados a utilizar la fuerza para hacerla cumplir. Mientras tanto, la Unión Africana, país al que pertenece Libia, se ha manifestado contra toda intervención extranjera y aboga por que el conflicto se resuelva en paz y entre los libios.
Un funcionario del Departamento de Defensa yanquiha adelantado que se han elaborado planes militares que incluyen acciones” más agresivas que la mera demostración de fuerza”. Aunque no añadió detalles, esas acciones podrían abarcan desde el disparo de misiles de crucero desde barcos hasta el bombardeo de aviones sobre los sistemas de defensaantiaérea y las concentraciones de tropas libias. Gadafi posee modernos equiposde misiles tierra-aire de fabricación rusa que serían objetivo prioritario deun ataque extranjero. Asimismo, entre los potenciales blancos de una intervención se encuentran las unidades de tanques y la artillería que han castigado a las fuerzas rebeldes en los días anteriores.
Algunos ataques pueden realizarse desde las naves de Estados Unidos y de la OTAN en el Mediterráneo. Para otros se requerirá eluso de las bases de esa organización en el sur de Europa. Expertos militares norteamericanos han especulado en el pasado con el gran valor estratégico que en esta coyuntura podrían tener las bases norteamericanas en España. Italia ha anunciado tras la decisión de la ONU que está dispuesta a ceder el uso de sus bases militares para apoyar las acciones derivadas de establecer una zona deexclusión aérea sobre Libia, según ha informado una fuente del Gobierno italiano a Reuters. La base de Sigonella, ubicada en la isla de Sicilia, es una de las más próximas a Libia, por lo que podría ser de gran utilidad. Actualmente forma parte de la logística de las operaciones realizadas por la Sexta Flota de Estados Unidos.
Frente a esta acción injerencista y colonialista, es imprescindible levantar bien alto la voz en contra de la invasión y el ataque militar occidental. No se trata de defender a Gadafi y sus tropelias, sino de exigir que los problemas internos de los libios los tienen que resolver los libios, sin padrinazgos bélicos extranjeros de ningún tipo.

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